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Domingo, 13 Septiembre 2020

Evangelio lunes 14 de septiembre 2020.

La Palabra dice

Jn. 3, 13-17 – “Es necesario que sea levantado en alto”.

Jesús dijo:

“Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.
 

 

La Palabra me dice

Hoy celebramos la fiesta de la Exaltación de la Cruz. “Honramos” el instrumento de la victoria de Cristo. La Cruz era un instrumento de suplicio pero, gracias al amor de Cristo, se ha convertido en un instrumento de victoria.

La cruz parece una derrota, una tortura dada a un culpable, difícil de entender. En Jesús encontramos que es un don extraordinario de amor, una victoria extraordinaria de amor. Jesús aceptó la cruz por obediencia filial al Padre, que quería la salvación del mundo, por amor a los hombres. La cruz es el símbolo de amor más grande que pueda haber. Jesús afirma en Juan 15, 13: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Por eso podemos exaltar la Cruz, porque Jesús la transformó en victoria del amor.

El misterio de Jesús puede presentársenos como un misterio tenebroso si no reconocemos que se explica únicamente en la fuerza del amor. Ese amor procede de Dios, lo acepta el corazón de Cristo y se manifiesta en su sacrificio generoso en la cruz. Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito. Tanto amó Jesús que se entregó a sí mismo por nuestra salvación. Esta humillación suya produce la exaltación de la cruz.

Con corazón salesiano

En Don Bosco vemos un testimonio profundo de aprender a cargar la propia cruz y desde allí hacer opción por los jóvenes más pobres de su época. Es impactante y emotivo ver a nuestro padre tan “a la mano” del dolor de los jóvenes, llorando con el que llora, sufriendo con el que sufre… El texto que se presenta a continuación es el testimonio de Julio Barberis, quien relata un hecho vivido por Don Bosco, recién ordenado sacerdote, en el que asiste a la ejecución de un joven condenado a muerte el cual era conocido suyo.   

“En 1846, entre los prisioneros había un muchachote de 22 años, condenado a muerte. Don Bosco los había motivado a hacer una buena confesión. Debía ser ajusticiado en Alessandría, y le rogó insistentemente a Don Bosco que los acompañase. Aconsejado por Don Cafasso, fue, no obstante, temía no poder resistir a esa ejecución. Y verdaderamente el tierno corazón de Don Bosco no pudo aguantar, y en el momento que el culpable fue ejecutado, Don Bosco se desmayó, y fue sostenido por Don Cafasso, que había acompañado a otro condenado. Después de este hecho, Don Bosco asistió todavía a otros condenados…”

(Fuente: https://donbosconorte.org.ar/2019/04/18/viernes-santo/)

A la Palabra, le digo

Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo muerto en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la Cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la Redención.

Link canción: https://www.youtube.com/watch?v=UuFedaW9w_8

Fuente: donbosco.org/ar/youtube/google.
 

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