La Palabra me dice

Años después de la muerte de Jesús, y de tantos seguidores, la comunidad de Lucas escribe algunas experiencias vividas con él. En alguna oportunidad el Maestro llora frente a la ciudad donde el pueblo judío adoraba a Dios en el Templo. La comunidad sabe, porque escribe muchos años más tarde, que el pueblo sufrirá la pérdida de su lugar sagrado. El desafío de reconocer la presencia de Dios en su propia historia continuará vigente. Quizás los amigos y amigas de Jesús, al recordarlo, nos regalan esta buena noticia: en medio de la cultura Dios se hace presente. La oportunidad más grande que tenemos es la de cultivar una mirada contemplativa que nos aliente a construir el Reino soñado.
En su tiempo, el poder religioso eligió conservar la ley por sobre la experiencia de humanidad que muchos vivían con Jesús. También nosotros podemos espejarnos en estas palabras. Cuántas veces miramos la realidad desde la desconfianza. La sensación de que todo está perdido puede ganarnos el corazón. Sin embargo, la comunidad creyente nos invita a mirar de otra manera, a confiar que el mismo Dios de siempre se sigue filtrando en la historia.

Con corazón salesiano

Como fruto de las asambleas nacionales realizadas durante 2017 y 2018 surgió la nueva carta de identidad del Movimiento Juvenil Salesiano de Argentina. Con respecto a las culturas y contextos juveniles, en ella se expresa: 
“El patio es un lugar privilegiado de encuentro donde compartimos nuestras culturas y, descubriendo sus riquezas, nos dejamos transformar. Inmersos en la realidad, buscamos liberarnos de los prejuicios y estereotipos que socialmente nos distancian. 
Nos repensamos y actualizamos tomando conciencia de que solos no podemos, es por ello que descubrimos en el trabajo en red la manera de abordar las problemáticas que nos atraviesan. Y así, propiciamos la cultura del encuentro, evidenciando el Reino que se hace presente en nuestras vidas cotidianas”.

A la Palabra, le digo

Confiando en la presencia del Maestro nos lanzamos al encuentro de las culturas juveniles. Es preciso entrar en diálogo desde los misterios de la propia con el mundo actual. Ojalá sepamos reconocer los pedacitos del Reino, que nos invitan a confiar en la potencia de la vida.