Evangelio según Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

Con corazón salesiano

Hoy celebramos la Fiesta de Madre Mazzarello, cofundadora del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora junto a Don Bosco. Podemos mirar a Maín y descubrir esta constante actitud creyente de saber descubrir el paso de Jesús en su vida y en la vida de las personas de su cercanía. Ella, que siempre supo encontrar la presencia de Dios en su entorno de naturaleza del hermoso lugar de las colinas de Mornese, en la sabiduría de la gente del trabajo duro y cotidiano de la tierra; en su familia que no siempre supo entender su llamado a una vida de de entrega; en las compañeras de camino a la respuesta del llamado de Dios a formar una comunidad de hermanas; en las niñas y jóvenes a las que siempre se acercaban para ayudarlas a crecer y madurar; en el llamado tan especial y manifiesto de Dios a fundar una obra en el propio pueblo que no siempre las entendía; en el encuentro con Don Bosco donde sintió aquella sintonía tan profunda propia de dos grandes santos; en todo el posterior surgimiento del Instituto y en la expansión geográfica y en la hondura del descubrir las riquezas y diversas manifestaciones de un carisma que se hacía familia religiosa; en las muchas y continuas dificultades y desafíos que presentaba el camino; en la alegría sencilla y cotidiana que regalaba la vida como verdadero camino de santidad… y podemos recordar toda su vida y sus facetas, y siempre llegaremos a esta conclusión: encontró a Jesús en su vida con la mirada de la fe, y ayudaba a otros a que también lo hagan