La Palabra me dice
Mateo narra en flashback o retrospectiva la muerte de Juan el Bautista. Parte de la redacción de Herodes ante la fama de Jesús, pensando, tal vez con “mala conciencia”, que es Juan el que ha resucitado, debido a sus “poderes milagrosos”.
Recordemos que hay un nexo profundo entre ambos:
· tanto uno como otro provienen de embarazos extraordinarios (Jesús de una Virgen, Juan de una mujer estéril).
· Juan se llena de gozo ante la presencia de Jesús, en la visita de María a Isabel.
· Juan anuncia a Jesús y lo bautiza en el Jordán.
· Juan y Jesús comparten discípulos.
En el relato del texto de hoy: la prisión, el asesinato y la sepultura de Juan preanuncian la muerte violenta de Jesús. Y recordemos la mención a la resurrección al inicio del relato.
La escena de la muerte de Juan, en el banquete del cumpleaños del rey, está cargada de dramatismo y concluye de manera siniestra: se sirve en una bandeja la cabeza de un hombre decapitado. Es el manjar que ha pedido Herodías y el rey se lo concede.
Este hombre es un profeta que corre la suerte de muchos profetas, por denunciar la corrupción de los poderosos. Y el rey teme que haya resucitado por sus poderes.
En realidad, Juan el Bautista nunca obró milagros como Jesús. Pero su poder estaba en la fuerza de su palabra, que llamaba a todos a la conversión, incluyendo a Herodes. Por eso no vacilará tampoco en llamar “raza de víboras” a fariseos y saduceos, comensales en la mesa del rey. Y en esto también evoca a Jesús que los llamará “sepulcros blanqueados”.
La decisión, el coraje y la coherencia de ambos los llevará a la muerte. La sangre del Bautista, el último profeta, anuncia la sangre de Aquel por quien hemos sido salvados.
Hoy sigue habiendo cristianos que mantienen viva la conciencia profética de la Iglesia, denunciando y anunciando los valores del Reino y dand Mateo narra en flashback o retrospectiva la muerte de Juan el Bautista. Parte de la redacción de Herodes ante la fama de Jesús, pensando, tal vez con “mala conciencia”, que es Juan el que ha resucitado, debido a sus “poderes milagrosos”.
Recordemos que hay un nexo profundo entre ambos:
· tanto uno como otro provienen de embarazos extraordinarios (Jesús de una Virgen, Juan de una mujer estéril).
· Juan se llena de gozo ante la presencia de Jesús, en la visita de María a Isabel.
· Juan anuncia a Jesús y lo bautiza en el Jordán.
· Juan y Jesús comparten discípulos.
En el relato del texto de hoy: la prisión, el asesinato y la sepultura de Juan preanuncian la muerte violenta de Jesús. Y recordemos la mención a la resurrección al inicio del relato.
La escena de la muerte de Juan, en el banquete del cumpleaños del rey, está cargada de dramatismo y concluye de manera siniestra: se sirve en una bandeja la cabeza de un hombre decapitado. Es el manjar que ha pedido Herodías y el rey se lo concede.
Este hombre es un profeta que corre la suerte de muchos profetas, por denunciar la corrupción de los poderosos. Y el rey teme que haya resucitado por sus poderes.
En realidad, Juan el Bautista nunca obró milagros como Jesús. Pero su poder estaba en la fuerza de su palabra, que llamaba a todos a la conversión, incluyendo a Herodes. Por eso no vacilará tampoco en llamar “raza de víboras” a fariseos y saduceos, comensales en la mesa del rey. Y en esto también evoca a Jesús que los llamará “sepulcros blanqueados”.
La decisión, el coraje y la coherencia de ambos los llevará a la muerte. La sangre del Bautista, el último profeta, anuncia la sangre de Aquel por quien hemos sido salvados.
Hoy sigue habiendo cristianos que mantienen viva la conciencia profética de la Iglesia, denunciando y anunciando los valores del Rei o la vida por ellos. Y nosotros, ¿en qué lugar estamos?
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