La Palabra me dice
Durante mucho tiempo, estados y sociedades discriminaron, relegaron y subestimaron a la mujer, sometida a la voluntad del varón.
Esto sucedió también en la sociedad judía, de características netamente patriarcales, tal como nos lo muestra el Antiguo Testamento. Es cierto que hubo un pocas excepciones, pero eran solo excepciones. Lo “normal” era que la mujer quedara reducida a ser madre y esposa, siempre a las órdenes del varón. Por eso llama poderosamente la atención de Jesús con las mujeres. Él no solo las acoge, las escucha, atiende sus ruegos o pedidos, sino que las defiende en las circunstancias en que son atacadas o condenadas por la dirigencia judía.
El encuentro que nos presenta este evangelio es ejemplar. Jesús que, en primera instancia, parece rechazar a la mujer cananea (pagana, extranjera, impura), luego no solamente atiende su petición, sino que la propone como modelo de creyente ejemplar: “¡Qué grande es tu fe!”.
Lo que los judíos se negaron a recibir, el Pan de los hijos (el mismo Jesús), esta mujer que se contenta con migajas, lo recibe primera. Ella ha reconocido en Jesús al Señor, al Hijo de David, al Mesías, a través del cual llega y se encarna el amor de Dios.
Jesús abre una brecha en el muro que separaba a los judíos de los paganos, a los esclavos de los hombres libres, al varón de la mujer. Desde ahora todos están llamados a sentarse a la misma mesa, a compartir el pan de la fraternidad, a crecer juntos en la fe.
Y entonces, los pequeños, los lejanos, los excluidos y las mujeres, pueden ser los más grandes, los mejores y más fieles discípulos, aquellos que serán capaces de seguirlo hasta la cruz.
Isabel dijo de María: “Bendita tú eres entre todas las mujeres”, con esto se quiere decir no sólo que María recibiría la gran bendición de ser la madre del Mesías, sino que todas las mujeres son bendecidas por el amor del Padre.
También en la Iglesia, ellas que tanto hacen todos los días por construir el Reino merecen ser respetadas, admiradas, escuchadas y atendidas. Merecen el lugar que hasta ahora no supimos darles.
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